lunes, 3 de marzo de 2014

Futurismo

En la primera década del siglo XX un grupo de jóvenes se propuso a combatir el arte llevándolo a la transformación del mundo real. Encontraron sentido real a las carreras de coches, el fulgor de las lunas eléctricas, las voraces estaciones y el fulgor de las lunas eléctricas, reconociendo el retraso de las bellas artes con respecto a la realidad contemporánea, que estaba inmersa en avances científicos y tecnologías.

En el campo de la fotografía destacaron los hermanos Bragaglia y sus imágenes movidas, que ofrecen tiempos sucesivos y trayectoria de los gestos, como en Carpintero serrando o en Joven meciéndose.

En 1914 se presentaron también los primeros dibujos sobre una ciudad moderna de Antonio Sant'Elia y Mario Chiattone. Sant'Elia presentó ese mismo año su Manifiesto de la arquitectura futurista, un proyecto utópico que cristalizó en las imágenes de la Ciudad Nueva: la nueva medida ya no era el edificio, sino la estructura urbana, y apostaba, además, por las nuevas tipologías, como estaciones de trenes y aeroplanos, centrales eléctricas, casas escalonadas con ascensores… Se trataba de un nuevo mundo vertical y mecánico, conectado a través de redes de ascensores de hierro y cristal.


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